“La vida —te lo digo por experiencia— es un largo embrutecimiento. Ya ves en el estado y en el estilo en que se encuentra tu pobre abuela. ¡Si no fuese por la esperanza de ver un poco mejor después de muerta!...
“La costumbre nos
teje, diariamente, una telaraña en las pupilas. Poco a poco
nos aprisiona la sintaxis, el diccionario, y aunque los mosquitos
vuelen tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles. Cuando una tía nos lleva de
visita, saludamos a todo el mundo, pero tenemos vergüenza de
estrecharle la mano al señor gato, y más tarde, al sentir deseos de viajar, tomamos un boleto en una agencia de vapores, en vez de metamorfosear una silla en transatlántico.
"Por eso —aunque me
creas completamente chocha— nunca me cansaré de
repetirte que no debes renunciar ni a tu derecho de renunciar. El dolor de muelas, las estadísticas municipales, la utilización del aserrín, de la viruta y otros desperdicios, pueden proporcionarnos
una satisfacción insospechada. Abre los
brazos y no te niegues al clarinete, ni a las faltas de ortografía. Confecciónate una nueva virginidad cada cinco
minutos y escucha estos consejos como si te los diera
una moldura, pues aunque la experiencia sea una
enfermedad que ofrece tan poco peligro de contagio, no debes
exponerte a que te influencie ni tan siquiera tu propia sombra."
“¡La imitación ha prostituido hasta a los alfileres de corbata!”
"14". Espantapájaros. Oliverio Girondo
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